Lunes 12 de Septiembre, 2016
Hno. José Pascual, superior regional de la Compañía de María en Chile:

“La inclusión es una oportunidad para educar con más sentido, plenitud e integridad”

 


Convencidos que la inclusión es un valor educativo que deben promover y acoger en la vida de los cinco establecimientos, el año 2014 la Fundación Chaminade decidió hacer una fuerte modificación en el proceso de ingreso de sus estudiantes, dejando de lado los criterios netamente académicos, para implementar uno en que se respetara el espíritu de familia y se acogiera a los principios que motivan la Ley de Inclusión.

“La inclusión no debe ser un problema, sino una oportunidad para educar con más sentido, más plenitud e integridad. Por todo ello hemos iniciado este proceso con el propósito de que la inclusión se viva como un valor que tiene que hacerse realidad en cada uno de los colegios de la Fundación Chaminade”, sostiene el hermano José Pascual, superior regional de la Compañía de María - Marianistas en Chile. Y es que el espíritu de familia es uno de los cinco pilares del proyecto educativo marianista, donde el centro de atención son las personas, “los niños no son ni abstracciones ni números. Cada uno difiere de los demás, cada uno ha recibido de Dios su individualidad sus facultades, su vocación y su misterio propio. La persona humana es un ser único con toda su riqueza de facultades, toda su fuerza y toda su belleza”.

¿Qué los motivó a incorporar un programa de inclusión en los colegio de la Fundación?

Desde hace algún tiempo, hemos reflexionado sobre la misión que debe tener un colegio de iglesia, especialmente uno con carisma marianista, cuestionándonos sobre algunos procesos que teníamos instalados en nuestros colegios que considerábamos discriminatorios y selectivos a la hora de realizar los procedimientos de admisión. Nuestros colegios históricamente han tenido una demanda bastante mayor que la cantidad de vacantes disponibles. Nunca estuvimos conformes ni satisfechos con lo que hacíamos, ya que esto provocaba una doble tensión al interior de cada colegio: por un lado, el logro de resultados académicos de excelencia y, por otro, el deber ser de una educación basada en los valores del Evangelio que inspiran el proyecto educativo de los colegios marianistas.

¿En qué consistirá el programa de inclusión que desean implementar?

Nuestra motivación principal es que se deje de hablar de inclusión como característica o proceso, sino que sea algo tan normal y cotidiano que no sea un tema que marque diferencia. Por ahora estamos en una etapa de sensibilización, formación y capacitación con la Fundación Mis Talentos. Para ello iniciamos el programa dirigido a los equipos directivos con tres encuentros realizados en enero, marzo y junio. Esto, porque estratégicamente es importante partir por el compromiso de los directivos y el convencimiento de que la inclusión es un aporte a la calidad educativa de un colegio. Desde ahí llegar a los docentes, a los estudiantes y a los padres.

¿Cuál cree que es el valor de ser un colegio inclusivo?

Un colegio inclusivo es aquel en el que todos lo que pertenecen son aceptados y apoyados por toda la comunidad escolar en el camino para obtener respuesta a sus necesidades educativas. 

El colegio debe ser una prolongación de la familia. Precisamente el espíritu de familia es una de las características de un colegio marianista. La esencia de la familia es que todos son acogidos, queridos y valorados. Por lo tanto, el valor del colegio inclusivo es el valor de cada una de las personas que forman parte de él.

¿Qué mensaje le gustaría enviar a los padres de los colegios que pudieran mirar con cautela el programa de inclusión que impulsará la Fundación?

Vivimos en un mundo integrado y diverso. La sociedad nos exige interactuar con todos. Los padres quieren para sus hijos la mejor educación. Educar en una burbuja no es lo mejor y aunque lo queramos es imposible. Las experiencias de integración e inclusión que se han vivido en los colegios incorporando a estudiantes con limitaciones físicas, sicológicas o con otras necesidades han sido bien recibidas por sus compañeros, ha despertado en ellos sentimientos de acogida, simpatía, bondad y solidaridad, y les ha conducido a una mayor valoración de sí mismos, de los demás y de la misma institución educativa.

Hay evidencias en investigaciones de que no existen efectos negativos sobre los puntajes en pruebas estandarizadas de compañeros que comparten el proceso de enseñanza aprendizaje con niños que tienen necesidades educativas especiales o diversas. Más aun, esos ambientes inclusivos desarrollan otras habilidades sociales como la empatía, paciencia, autoestima y, en general, capacidades y conductas apropiadas para interactuar con todas las personas.

¿Cuál cree que es el rol de la Iglesia en la inclusión escolar?

La misión de la Iglesia es anunciar la Buena Noticia, que es un mensaje de inclusión que se espera anunciar a todas las personas. Nadie es excluido del anuncio del Evangelio. El mismo Jesús, con su vida y ejemplo, nos muestra que ese anuncio es inclusivo, porque es don y promesa para todos.

Este espíritu debe hacerse realidad al interior de cada comunidad escolar y en cada institución de Iglesia para ser coherentes con la misión de evangelizar.

Frente a este desafío de la inclusión, en nuestra sociedad y en las instituciones educativas se está haciendo un gran esfuerzo para que cada comunidad educativa dé pasos concretos para ser fiel a este mensaje evangélico.

La Iglesia chilena nos está invitando a ser fieles a nuestra misión y compromiso evangelizador y nos ha hecho un fuerte llamado con diversos documentos, congresos, cursos y capacitaciones para motivar y ayudar a cada escuela y educador de Iglesia. Esta es la orientación que estamos impulsando desde la Fundación Chaminade acogiendo el llamado de nuestras autoridades eclesiásticas.

“La inclusión la hacemos todos” escríbenos a hablemosdeinclusion@marianistas.cl




 

 

 

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